Maldición

Maldición
HORROR

jueves, 3 de mayo de 2012


024 Richard cayó de la silla con el cadáver prendido, mordiéndole el cuello. Los dientes les desgarraban la yugular que le producía una hemorragia mortal y que en pocos momentos acabo con su vida. La fiera mujer quedó sobre él ,cual animal salvaje remordiendo a su presa abatida. Tirando con sus dientes jirones de carne que se los engullía.
     En esto estaba la fiera cuando el Doctor Martín entró dentro del centro y busco con la mirada a su compañero. Se encontró entonces con la desgracia sucedida. Su colega siendo atacado por la muerta.
    El corazón se le detuvo por un instante del susto, pero rápidamente reaccionó y corriendo cogió el hacha de protección de incendio del pasillo y volvió hacia la fiera que estaba sobre su colega. Está no se percató de su presencia por seguir dando mordiscos sabrosos a su presa; y fue su fin. El Doctor Martín le rebano la cabeza de un hachazo; y está rodó por el suelo.
    Al rato, el Dr. Martín, conmocionado como no lo creía posible, le  hacía una llamada al Inspector Hernández.
—Hernández. Venga pronto Inspector. Mi colega fue asesinado y no le puedo decir nada por teléfono. ¡Venga urgente que es una emergencia!
   El inspector se extrañó de la voz del viejo forense, nunca se lo había escuchado así. Salió a toda prisa en el carro patrulla y en cinco minutos ya estaba en el instituto forense. Entró y le preguntó:
—¿Qué ha sucedido?
    El Dr. le hizo una seña que lo siga y lo llevo dentro del laboratorio donde el Dr. Richard yacía desangrado. Y entonces le soltó:
—El cadáver de la mujer que nos mando, le hizo esto.
    Sorprendido Hernández le contestó:
—¿Cómo es posible? La mujer no respiraba, ni se movía. ¡Estaba muerta!
    Le volvió ha hacer una seña ,que lo siga y lo llevo ha la habitación de al lado ,a una de las salas de operación. Sobre una mesa, en un recipiente tapado, al que el Dr. Martín le quito un paño que lo cubría. Mientras le decía:
—¡Ahora, no para de moverse!¡ Ni decapitada!
La cabeza en un frasco seguía moviendo su boca y sus hundidos ojos aún bajo el líquido de conserva en el que estaba.
    El inspector se sintió asustado de no entender lo ocurrido y le dijo al Dr. Martín. 
—¿Qué cosa es esto?
—No lo sé. Hasta ahora, los muertos eran muertos para mí. No tengo explicación científica para está cosa...Lo puedo estudiar y analizar por un tiempo y enfriar a mientras tanto a mi colega. Necesito algo de tiempo.
—Está bien. Yo no puedo presentar un informe de algo así. Dirán que me he vuelto loco.
    El Dr. Martín tapo el frasco con el paño y tomó un expediente que estaba al lado diciendo:
—Estos informes los hizo Richard antes de está cosa lo matará. La mujer se llama Ruhf Billar de treintaitres años, directora de marketing de una empresa de diseño de moda. Hace unos días este era su aspecto.
    Y le enseño una fotografía que tenía adosada al expediente.
    El Inspector Hernández se quedó otra vez sorprendido y le dijo:
—Esto parece sobrenatural. Averigüé Dr. si esto no es una nueva enfermedad a la que debemos enfrentarnos.
   El Dr. Martín concluyó:
—Lo tendré al corriente. Y no se preocupe por Richard, él era ingles, y yo me encargó de hablar con sus familiares sobre lo ocurrido.
Continuará...




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