Maldición

Maldición
HORROR

lunes, 10 de septiembre de 2012

045   El cura y el monje Taoista salieron de la  iglesia por la puerta lateral. En la que justó, encontraron a Maria del Huerto, quién se les acerco a hablarles al reconocer en el alzacuellos del exorcista Miguel como a un nuevo sacerdote católico en su parroquia. Y le dijo:
—¡Padre, yo tengo la culpa! Don Silvio no hizo nada para que lo destinen a otra parte.
  Miguel no entendía a que se refería y le contestó:
—Perdona mujer. Te puedes explicar, púes no te entiendo.
La mujer muy apenada explicó:
—Yo soy María del Huerto y he atendido al Padre Silvio desde hace varios años. Era su asistente en la casa y en la parroquia. Hace unos días le confesé que yo lo amaba como al hombre de mi vida y desde entonces no lo he visto más. Supuse que la monja, Sor María, hizo que lo trasladen de aquí... Yo se que he pecado, pero Silvio no ha hecho nada.
   El cura le contestó:
—No María, Silvio no está aquí por otras cuestiones. Y yo lo ando buscando para hablar con él. Nada más. Ve y cumple con la penitencia rezar por tus pecados y no te preocupes más.
    María entre lagrimas le dio las gracias y marcho.
   Ambos hombres prosiguieron el camino hacía la casa del cura.
   El Monje Taoista comentó:
—Mejor hombre y mujer juntos si hay amor.
   Ambos entraron y los Inspectores estaban relajándose en los asientos cansados de esperar. El Comisario Hernández les dijo:
—Creó que tenemos para rato. No tenemos noticia de Silvio en la comisaría a pesar que ya pase orden de búsqueda.
Gabriela tirada en un sofá le dijo al Monje Lo:
—Maestro, cuéntenos como empezó la historia  de la bruja Jiang Shi.
   El Maestro Lo comenzó a relatarles:
—La historia empezó en China durante la dinastía Han alrededor del siglo I, en la ciudad de Luoyang a los pies del Monte Mang  al la vera del rio Luo. Vivía allí un joven mercader muy rico, que se caso con la mujer más bella de toda la región. La bella Shi. El joven deseaba que su amada adquiriera cultura, a la par de su belleza, por lo cual rogó a un sabio Taoista que vivía en monte Mang que la aceptara como discípula. Él se comprometia a ser su benefactor económico por los años que deseará.
   El sabio que se llamaba Song aceptó a la bella Shi y la instruyó en las distintas ramas del Taoismo. La caligrafía. La medicina y la acupuntura. La herboristería y la meditación.
   El Sabio Song controlaba su mente y espíritu de una manera increíble que hasta lograba mover objetos con su mente con el Chí que acumulo en su vida. Su edad era de más de cien años y conocía los secretos de la longevidad,  era “un alquimista del Tao”.
   El Chí, la energía del universo, era la clave para alcanzar la armonía con el poder de la naturaleza.
  El deseaba el bien y consideraba que la pareja del Mercader y Shi debían de tener la armonía de “los patos mandarines”. Por lo cual le enseñaba “los secretos de la alcoba de jade”, la sexología taoista con lo cual la pareja llegaría a la salud física y mental. Y lograrían ambos longevidad.
 Y para que ella estuviera en forma física le enseñaba Kung-fu, del cual era un experto en el estilo Taoista de Arte Marcial  Pakua.
 A los pocos años la bella Shi dominaba este estilo de Kung-fu y podía tratar de luchar con su maestro.
El sabio se divertía haciendo que la bella Shi tratará de ganarle, pero él era muy esquivo y hábil.

   Gracias a la simpatía que la bella Shi produjo en el viejo maestro, este le confió todos los manuscritos de su colección personal de otros sabios Taoistas, en la que se desarrollaban técnicas de todas las disciplinas que investigaban desde hace más de mil años.
 
  La bella Shi los leía y aprendía muy rápido. Pero dentro de ella tenía una preocupación,... perder su belleza. Ella admiraba al Sabio Song, pero se daba cuenta que para llegar a su nivel necesitaba cien años, y que a pesar de que Song se mostraba como un joven en sus movimientos y claridad mental. Su rostro delataba que era viejo y eso ella aborrecía... En los textos encontró una forma de aumentar el Chí de forma prohibida que darían la eterna juventud, que se recomendaba no usar porque era relacionarse con espíritus del mal y demonios del inframundo.
    Ella desde ese momento decidió probar entrenarse en los métodos prohibidos. Todo lo que le enseño el sabio Song se podía trasmutar en un método de vampirismo  de la energía “Chi” y así en poco tiempo ganar acumular el suficiente “Chí”  como el que su maestro le costo casi cien años de practica.
   Cuando estuvo preparada, su primera victima fue su joven esposo, el mercader. Un día llego este a su casa y la encontró muy bonita peinándose el cabello y el sintió arder su corazón .
   Ella lo beso apasionadamente y le prometió enseñar lo que había aprendido los últimos tiempo. Él estaba seducido y contento, pues su mujer era una diosa de bella y con un saber que cada día lo sorprendía.
  Ella le dio placer todo el día. Al día siguiente prosiguió y no salieron de la cama. Ella le hacía beber licor y le instaba a que se mantenga con el día y noche. Al sexto día, el joven, expiró.
   Esa misma noche ella subió a la sima del monte Mang y rindió homenaje a la luna. Allí ella sintió el poder Ying envolverla, y las fuerzas del inframundo bailaron a su alrededor.
   La bella Shi se volvió la viuda más rica. Y luego de un  tiempo, pasado el luto, se la podía ver a puerta de su casa  en la que los jóvenes del pueblo buscaban cortejarla por ser la viuda más bella.
   Pero algunos de esos jóvenes aparecían flotando ahogados en el río Luo y como con una extraña enfermedad. El pueblo de Luoyang no sabía que pasaba. Todos estaban aterrorizados.
   Pero el sabio Song sospecho de la bella Shi y una noche la siguió sin que está se diera cuenta a la sima del monte Mang, donde ella meditaba e invocaba a los espíritus oscuros.
   Song se dejo ver y le recrimino por su traición de confianza y ser responsable de los asesinatos de la región. Ella se rió de él.
 
  Ella le dijo que en poco tiempo ya tenía tanto poder como el logro adquirir en cien años. Que él era un tonto por no aprovechar sus conocimientos y que ahora lo iba a callar para que no la denuncie.
   Y la bella Shi, confiando en su nuevo poder, lo ataco con kung fu.
  En su primer ataque logro darle una patada como antes no había hacerlo. Pero el sabio Song no se dejaría ganar fácilmente por una traidora.
    Shi no se impresionaba y volvía a atacar al maestro. Pero Song era flexible y rápido como un mono que lograba ponérsela difícil.
   Desde el pueblo se veía a los luchadores peleando a la luz de la luna llena en la sima del monte Mang.
   Ella ahora tenía la fuerza del Chí de todos los jóvenes a los que ella se los quitó. Por eso, y bajo el influjo de la luna llena ella empezó a cansar al viejo maestro. Y como una gata salvaje lo atacaba una y otra vez.
Y cuando Song intento darle un doble golpe, ella lo atrapo hincándoles las uñas.
El maestro entonces dio una doble patada, que la bella Shi no pudo evitar. Ella como un gato se aferro al maestro rasgando sus brazos pero al final se desprendió impulsada hacía el precipicio.
La bella Shi cayó al vació hacía las rocas que se amontonaba al pie del monte.
  Mientras que caía ella gritaba, pero luego se sintió en todo el monte una risa burlona.
  Los brazos sangrados del maestro fueron curados por los vecinos del pueblo que subieron a ayudarle a descender. Y este les contó lo sucedido.
Continuará.

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