Maldición

Maldición
HORROR

lunes, 12 de noviembre de 2012

053     Sor María no se amedrento por la fuerza y la amenaza de la bruja Jiang Shi. Y ni bien Jiang Shi la miró, Sor María le lanzó un golpe que salió debajo de su manga. Mientras le decía:
—Toma esto.
    —¡Tengo un vatipuño para ti!
   Y la monja le lanzaba otro puñetazo de su artefacto.
   La bruja Jiang Shi reaccionó está vez y lo pudo bloquear. Y girarla para empujar a la monja , desprendiendo todo su vestimenta de un estirón.
      Jiang Shi se rió de su ropa interior en que se quedo la monja, Sor María. Tenía puesto un cinturón de castidad de la edad media hecho de metal, provisto de un candado que lo aseguraba.
   Sor María caía hacia el suelo por efecto del empujón. Pero activando ambos vatipuños dio un tremendo patadón.
   Jiang Shi recibió el impacto y está vez , ella voló. Y la monja ,Sor María, otro puñetazo propinó.
    Pero ante otro nuevo puñetazo, la bruja lo bloqueo.
   Y con una técnica de Kung fu,  la bruja, la estiró hacía ella y le propinó un codazo en la boca a Sor María.
   Sor María se llevo la mano a la boca llena de dolor. Y también quejándose porque se trago un diente .
   Jiang Shi aprovecho ese momento para ponerse en guardia, y abriendo sus piernas, desgarro su falda con la fuerza de sus muslos para ponerse en mejor posición.
    Jiang Shi le dijo:
— No necesitas ese artilugio de metal en tu ingle para protegerte de los hombres. Tu cara es repelente hasta para los demonios del séptimo infierno.
   Sor María se puso como una fiera y accionó los botones de su mandos en las manos para tirarle muchos golpes. Pero la bruja Jiang Shi los esquivaba a todos con sus bloqueos.
   Hasta que esquivando dos golpes, pudo pasar al ataque, en la que la bruja Jiang Shi, se prendió con sus manos como garras a los pechos de la monja. Sor María pegó un grito que traspasó los muros del convento.
—¡AHAAAAAAAAAAAAAAAAiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
   La bruja Jiang Shi la estiró hacía ella, para al mismo tiempo lanzarla con una tremenda patada.
   Sor María giró una vuelta en el aire.
   Y con un golpe seco en el suelo aterrizó.
   Pero la monja era dura. Aún no se incorporaba bien y ya lanzaba su nuevo golpe con su vatipuño.
   Jiang Shi lo bloqueo y con su otra mano ataco con un golpe de canto al brazo extensible de metal, que se partió como un palillo y el extremo del puño se corto.
   La monja Sor María lanzó el otro puño mientras se incorporaba. La bruja Jiang Shi lo cazó en su recorrido y le intercambio una patada.
   Luego Jiang Shi se movió a sus espalda y con su fuerza descomunal le doblo la vara extensible sobre el propio cuello de Sor María.
    Jiang Shi también capturó el otro brazo de Sor María y con un movimiento en pinza sobre su muñecas la tuvo completamente dominaba mientras le decía:
— ¿Así que quieres ver donde están los cinco monjes de la bodega? Pues te llevaré con ellos. Ahora camina vieja gorda, que yo no necesito tomar tu esencia. Tú esencia está agotada y putrefacta. Tú no me  sirves...Tal vez en este convento todavía quede algunos hombres jóvenes que tengan mejor sabor para mí. Ya los buscaré. Pero ahora,¡Camina!

   El comisario Hernández junto con Gabriela y monje Lo, aparcaron frente a la Morgue. El comisario dijo:
—Quiero ver al Dr. Martín. El está empeñado en que esta infección se puede debes a un germen o un virus. Quiere alguien acompañarme.
  El monje Lo le dijo:
—Voy con usted. Pero el Dr. Martín se equivoca, esto no es de eso. Esto es una cosa de espíritus y otras fuerzas.
—Bien. Pero igual quiero verlo.
  La inspectora Gabriela le dijo:
—Yo me quedó. Necesito descansar.
El Dr. Martín los recibió en la entrada y les dijo:
—Hola. Me alegro de verlos. Tengo novedades para ustedes, aunque no pude aislar el agente responsable de está infección. Mis experimentos han encontrado una forma de destruir a los que están infectados...lamentablemente curar no puedo, pues están muertos.
   El comisario dijo:
—Bien veamos lo que tienes.
   El Dr. Los llevo hasta un laboratorio dentro de la morgue y entró. Cuando sus acompañantes entraron se llevaron flor de sorpresa. El monje Lo salió de su siempre calmada expresión, ha quedar con la cara lleno de horror.
   Todo el laboratorio era un zoológico de animales zombis, en jaulas y en cepos para poderlos experimentar.
    El monje Lo ,dijo ofuscado:
—¡Que hacer!¡Esto no está bien! ¡Tú hacer sufrir ha otras almas para parar sufrimiento de otras!
   El Dr. Respondió:
—Mal de pocos curación de muchos. Aparte los animales no tienen alma. Lo dice la ciencia y la Iglesia Católica.
—Taoísmo piensa como Budista, animal si tener alma y tu poder volver a nacer en animal.
—Yo no creó en eso. Y en tal caso, me alegraría de poder servir a la ciencia. Pero no se preocupe, ahora yo empezar ha destruir a estos zombi uno a uno...con este invento.
El comisario le preguntó:
—¿Cómo infecto a los animales?
— Con traspasos de fluidos.
—¿Y los mató?—descreído.
—Evidentemente, mi querido Watson.
   El Dr. Fue hasta un banco que tenía una mochila y un reflector. Lo llevo al otro extremo y se lo enfundo. El monje no quiso acercarse a los animales y se sentó en el otro extremo.
   Un sapo zombi dentro de una campana de cristal estaba sobre la mesada de mármol. Y el Dr. Martín se preparaba como para enfocarlo:
—He creado una combinación de luz ultravioleta y halógenas que simulan la del sol. Miren lo que sucede al exponer a los zombis.
   El pobre sapo se convirtió en una antorcha dentro de la campana.
   Continuará.
 

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