Maldición

Maldición
HORROR

lunes, 11 de marzo de 2013

061   El monje Lo y Gabriela, atacaron en conjunto, con sendas patadas circulares contra la bruja Jiang Shi.
Ella defendió y cogió con sus manos las piernas de estos. A la vez , que les hacía una barrida a ambos con su poderosa pierna.

   El comisario Hernández, corría hacía la bruja tomando impulso, mientras sus compañeros eran derribados los dos a la vez.

   Hernández dio un salto elevándose por los aires.
   La bruja Jiang Shi hizo igual. Pero en el aire, ella fue mas rápida y conecto su pierna en la cara del comisario. Este salió despedido.
   Lo y Gabriela, rebotaban en el suelo con un salto que los incorporaban al instante a la lucha.

    El comisario cayó, aparatosamente, desparramado en una esquina.
    Gabriela se lanzó a los pies de la bruja, a fin de retenerla. Mientras Lo le volvía a lanzar otra patada. El Kung fu de la bruja era potente y ella, aún con sus piernas apresadas lograba atrapar la patada que se le venía.

   Ella no dudo en arrojarlo con fuerza para arriba al monje, que volaba ya por los aires tratando de canalizar el impulso para caer bien.
   El comisario maltrecho se incorporaba.

  Al verse Jiang Shi aprisionada. Ataco con furia a la espalda de Gabriela que aún con dolor, no quería soltarle.
   Hernández estaba dispuesto a atacar por su retaguardia y reventarla con una siniestra patada.

   El maestro Lo también atacó al instante para tratar de proteger a su alumna, en tal mal trance.

Pero Jiang Shi, logró con un movimiento, pegar a los tres de una sola vez. Los tres estaban siendo castigados.

   Mientras, el exorcista Miguel , llegaba corriendo hasta unas de las puertas de salida del convento y abrió presurosamente la puerta. Allí estaba María del Huerto hablando con el agente que vigilaba la puerta.
   Miguel le dijo:
—María, la necesito ¡Venga conmigo!
  Así , ella le seguía y el le hablaba:
—María. Usted puede ayudarnos a que el padre Silvio reaccioné. Sé que el la quería, de manera cierta porqué yo lo confesé. Fue algo que él pensó que era un pecado.
   Ellos seguían caminando a lo largo de las galerías y le seguía diciendo:
—María creó que ambos se amaban, pero por las leyes que nos damos los católicos ustedes se negaban a sí mismos. Un cura también es hombre y no conviene que esté solo. Lo dice la Biblia. Por eso quiero que piense ahora que Silvio que está en peligro y solo su amor puede salvarlo.
   Bajaron por unas escaleras y quedaron tras una mampara, a la entrada de la bodega.
   El exorcista Miguel, la instruyó:
—Le pondré una venda en sus ojos. No atiendas a lo que escuches o lo que te parezca. Ten confianza en mí, que te pondré a Silvio ante tí y quiero que le grites tu amor. Dile todo lo que siente tu corazón ,sin importarte limites de razón o prejuicios. Yo te absuelvo de todo en este momento.
   Mientras le decía esto. Miguel usaba su propia sotana para vendarle los ojos y le hablaba:
—No hay tiempo. Suelta todo lo que tenga tu corazón, cuando yo te diga. Amén.

Continuará...

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